
siguiendo río arriba llegamos a Mostar, con los primeros minaretes otomanos que ví en Europa...el puente es una joya, pero a pesar de la belleza de la ciudad y su emplazamiento (el lugar más bello, como nos decían los viejecitos que tomaban café bosnio en la plaza del mercado) aún sobrecojen las huellas de metralla y destrucción de los edificios de toda la ciudad...
No hay comentarios:
Publicar un comentario