Volver a trabajar

No fue una decisión que tomé en un día ni que tuviese clara el cuando ni mucho menos de antemano, ha sido poquito a poco, con el transcurrir de los días y de la buena marcha del nene…Surgió tímidamente, y fue creciendo dentro de mí hasta convertirse en una certeza. Ahora sé que quiero pararme, observar y observarme, interiorizar y volver a volar fuera del nido a participar con mi granito de arena.

Tengo miedo de estar lejos de él, que necesite algo y estar en la gran ciudad, a más de una hora del pueblo…tengo miedo de que sean demasiadas horas de lejanía, irme por la mañana sin desayunar con él, vestirlo, jugar, acompañarlo al cole…no ir a ocuparme de que coma bien, de que descanse su siesta…de que sean muchas horas de separación para un nene de 15 meses que tanto amor necesita…a veces me he sentido una madre frívola y egoísta al pensar que le dejo demasiado tiempo, demasiado pronto…me ha costado días y días y vueltas y vueltas, incluso lágrimas…pero las ganas de volver a trabajar, reencontrarme con mis compañeros, con los proyectos, con mis tareas que se suman a las tareas de otros que comparten el mismo objetivo y creen en el valor de la solidaridad y el esfuerzo pesa más en mí.

No sólo es por el carácter social de mi trabajo, pienso que si trabajase en la empresa privada por supuesto tendría la misma necesidad de recuperar mi sitio y esforzarme cada día por hacer bien mi trabajo, rara vez pensé en trabajar sólo por pagar la hipoteca (de hecho no tengo aún…). Pero el hecho de que mi trabajo también repercuta indirectamente, aunque sea un poquito en una mejora para otras personas, en una mayor conciencia, una suma en esa lucha para hacer un lugar mejor de este mundo…ese sueño para mí sigue siendo muy importante, y me da más fuerzas y más valor para reincorporarme. Para cuando me pregunto porqué lo hago.

En este contexto de crisis en el que está el país, habiendo otra vez superado el 20% de desempleo como en los peores años de la historia económica española, y en el que alrededor tantas personas sufren para llegar a fin de mes, soy consciente de lo afortunada que soy por el hecho de contar con mi trabajo. Por tener un buen trabajo, donde hay personas muy legales e íntegras que cuentan conmigo, que me van a ayudar poniendo a mi disposición un poquito de flexibilidad para que en mi caso particular sufra menos y haga más factible volver a trabajar y pueda ocuparme de mi hijo de la manera más digna posible.

Estos detalles son muy importantes para mí, porque soy bien consciente de que las mujeres y madres están entre las primeras víctimas del desempleo y de la precariedad. Muchas de las que están en activo tienen que patalear, hacer equilibrios y esforzarse muchísimo por conseguir llevar adelante sus responsabilidades laborales y familiares. La imposible e injustamente llamada conciliación. Y en otras tantas mujeres que siguen buscando y buscando un empleo que les permita sentirse útiles, que les permita aportar el necesario sueldo a sus hogares, y a quienes no se les da oportunidad. Deseo que esta situación mejore para todos, hombres y mujeres lo antes posible, y que aquí y en todos sitios vivamos con la mayor dignidad y amor. Para ello hay mucho trabajo que hacer…así que ¡de vuelta al trabajo con energías y sobre todo, entusiasmo! Necesitamos tanto entusiasmo y amor para hacer de nuestra sociedad un lugar más solidario…

…En estas reflexiones ando sumida estos días, los que me recuerdan al principio, al antes de ser madre, y en los que tengo claro que este es sólo el principio de nuestra vida en familia, y que tenemos que vivirla en equilibrio, amor y respeto entre todos.